Una de las necesidades que el sector de la náutica de recreo ha reivindicado desde hace tiempo ha sido un método equivalente a las denominadas «placas rojas» de los vehículos. Es decir, un sistema por el que las empresas dedicadas a la construcción y venta de embarcaciones tuvieran la posibilidad de navegar con los posibles interesados a bordo de las mismas sin matricularlas.(Proa a la Mar nº 161)
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