Paul Cook: “Marina Port Vell aporta un gran beneficio a Barcelona” (13 mayo 2015)

Paul Cook, director gerente de Marina Port Vell (MPV) estaba destinado desde su nacimiento a ejercer de marino, en la mar y en tierra. Creció en la llamada Meca de los barcos de vela, Port Solent, en la costa sur de Gran Bretaña, donde recuerda que “aprendió a navegar con los sentidos, viendo la costa, sintiendo los flujos del mar y del viento, trimando velas y negociando escoras”. Lógicamente, con 18 años entró en el Royal Naval College, en Darmouth, inicio de una impresionante carrera en la Armada del Reino Unido que culminó con el mando del ARK ROYAL, entonces el buque insignia de la Royal Navy.
Antes de llegar a lo más alto de la compleja organización que supone un portaaeronaves con hasta 1000 hombres de tripulación, 210 metros de eslora y 20.600 toneladas de desplazamiento (Fue una experiencia ardua dirigir un numeroso grupo de oficiales de distintas especialidades, organizar un buque que había de alimentar y tener listos para entrar en acción a centenares de soldados, armados con medios tecnológicos muy sofisticados, sin contar los problemas legales y administrativos que aparecen de forma inevitable), Paul Cook pasó por todos los grados que exige la carrera náutica, hasta que finalmente le dieron su primer mando, una patrullera con 19 tripulantes y un pelotón de marines dedicado a controlar la navegación por las costas del norte de Irlanda. Esa experiencia me enseñó a liderar un equipo de hombres y conducirlos hasta la meta.
Tras esa experiencia, a Cook le encargaron el mando del HMS GLOUCESTER, un destructor, un buque de guerra de verdad, 141 metros de eslora, 4.675 toneladas de desplazamiento, capaz de alcanzar una velocidad de 30 nudos bebiéndose hasta 25.000 litros de fuel cada milla navegada, me dice sonriendo. El GLOUCESTER, con Cook al mando de 250 tripulantes, se pasó largo tiempo en el Golfo Pérsico, vigilando el embargo que impusieron al Irak de Sadam Hussein las potencias occidentales.
Acabada su etapa en la Navy tras el mando en el HMS ARK ROYAL, a Paul Cook se le ofrecían varios caminos para una vida cómoda y tranquila, pero prefirió seguir mareando cubiertas, los barcos, siempre los barcos, de modo que entró en el mundo de los grandes yates y prácticamente recorrió todos los mares en uno de 67 metros de eslora. El ANNA me devolvió a los días del patrullero, un barco y unos tripulantes a quienes conocías por su nombre. Finalmente le ofrecieron encabezar el proyecto de Marina Port Vell como puerto de grandes yates. Y acepté, confiesa esbozando una amplia sonrisa.
NAUCHER. La inversión para remodelar la marina ha sido muy importante. ¿Qué planes de empresa se han trazado? ¿Cómo va la venta/alquiler de amarres?
PAUL COOK. En efecto, hemos reformado completamente el antiguo puerto. Tenemos ahora más de 4 kilómetros de línea de atraque y un área total de amarres de 45.000 m2. Han trabajado en el proyecto más de 30 empresas de Cataluña y hemos consumido 25.000 m3 de hormigón, 450 pilares de más de 35 metros y 145 torretas con tomas de corriente para los barcos desde 16 a 1.250 amperios. La potencia instalada es de 7.500 Kw, con 80 kms de cable de bajo voltaje y 1.600 metros de alto voltaje. Hemos instalado una red contraincendios de 4 kms, con 5 kms de tuberías y 20 kms de fibra óptica.
Sólo hace unos meses que hemos acabado las obras, de modo que estamos todavía en plena fase de darnos a conocer. Creo que ya hemos conseguido que el nombre de Barcelona sea conocido en el mundo de los yates de gran eslora. Estamos convencidos que este verano muchos barcos escogerán Marina Port Vell por su excelente situación, en el centro de una de las mejores ciudades del mundo, con todo tipo de tesoros y lugares fascinantes por descubrir.
N. El proyecto de MPV ha sufrido algunas críticas por su carácter elitista y ajeno a la ciudad…
P.C. La actual marina forma parte de la visión a largo plazo de la Autoridad Portuaria de Barcelona y del Ayuntamiento de la ciudad. Estimamos que en 2015, MPV habrá aportado a la economía local más de 3.000 millones de euros. Los grandes yates constituyen pequeñas poblaciones que oscilan entre los 15-20 tripulantes hasta las tripulaciones de 70 personas. Estos barcos necesitan el concurso de la práctica totalidad de industrias y servicios: consumen electricidad y agua, pagan impuestos vía tasas portuarias, utilizan restaurantes, bares, taxis, coches de alquiler, servicios jurídicos y de gestoría, tiendas y comercios de todo tipo. Generan actividad industrial tanto en reparación como en suministros para los motores e incluso dan negocio a las escuelas de idiomas y fomentan la formación de personal. Añadamos a todo ello, el uso del aeropuerto y otros medios de transporte, el alquiler o la compraventa de inmuebles, y la utilización de pequeños comercios y servicios, peluquerías por ejemplo, por parte de las tripulaciones. La ciudad en su conjunto se beneficia directa e indirectamente de la actividad de la marina. Ahora, por poner un ejemplo, estamos colaborando en un proyecto, que coordina Port 2000, para formar y seleccionar, del barrio de la Barceloneta, marineros para los barcos y para la propia marina.
N. Ahora que ha mencionado la reparación de los yates, ¿qué relación tienen con Marina92?
P.C. Nuestros lazos con MB’92 son una imposición de la realidad, pues ambos servimos a los yates desde diferentes perspectivias que no compiten entre ellas. Por supuesto, la calidad y el nombre de MB’92 como astillero de reparación y mantenimiento de yates nos ayuda en la labor de atraer clientes hacia Marina Port Vell. Y viceversa.
N. ¿Le ha sido fácil adpatarse a la ciudad? ¿Qué tal sus relaciones con las autoridades?
P.C. No he tenido ningún problema en mi nueva vida en Barcelona, al contrario, me he sentido como en casa. Compartimos cultura, costumbres y un espacio político común, la Unión Europea. En cuanto a mis relaciones con las autoridades puedo decir que son excelentes, Ello no quiere decir que siempre estemos de acuerdo, eso no sería lógico. Todas las personas y todas las empresas tienen desacuerdos o puntos de vista diferentes un día u otro, en éste punto o en otro. Pero cuando no hemos estado de acuerdo, hemos dialogado, analizado el desacuerdo y siempre hemos llegado a un compromiso. Trabajar juntos nos permite alcanzar siempre soluciones satisfactorias.
N. ¿Están satisfechos con la inversión en esta ciudad?
P.C. Desde luego. Estamos orgullosos de ser una parte del puerto y de la ciudad. Y estamos convencidos de que las inversiones que hemos realizado son beneficiosas para Barcelona. La ciudad y el barrio de la Barceloneta en particular son una maravilla y merecen el esfuerzo inversor que hemos realizado y el que podamos emprender en el futuro. Marina Port Vell confía en jugar un papel positivo en la ciudad, en el presente y en el porvenir.

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