Los amarres de sa Riba, para finales de noviembre (26 octubre 2013)

La concesionaria de la marina para grandes yates en el muelle de Levante invierte 560.000 euros en instalar servicios y adecentar la zona
C.N. EIVISSA Marina sa Riba S.L., la empresa que explota los nueve puntos de amarre para grandes yates a lo largo del muelle de Levante (también llamado de la Consigna), del puerto de Eivissa, ha iniciado la instalación en tierra de los servicios que ofrecerá a los usuarios y el adecentamiento de la zona. Las obras comenzaron no obstante hace unas semanas con el tendido en el espejo de aguas, de una superficie de 15.931 metros cuadrados, de las boyas para el amarre de los barcos.

Esta primera fase incluyó el uso de un «sistema novedoso» para el anclaje de los barcos al fondo, «mediante boyas encadenadas a un ancla de gran poder de agarre situada bajo el fondo marino», explica la empresa. «Finalmente, todas [las anclas] estarán unidas por medio de una cadena madre y muertos de hormigón». Este tipo de anclaje, que se inventó para fijar en el fondo marino plataformas petrolíferas en pleno Atlántico, puede soportar cien toneladas y tiene la «capacidad de poder recuperarse una vez finalizada la concesión sin dejar los muertos en el fondo del puerto», añade la empresa, que firmó un año de concesión con otro más de prórroga.

Marina sa Riba S.L. se adjudicó la explotación de estos amarres para grandes embarcaciones de recreo al presentar a la Autoridad Portuaria un proyecto que prevé una inversión de 559.000 euros (con el IVA incluido). Esta empresa está compuesta por Marina Ibiza, del Grupo de Empresas Alonso Marí; Marina de Formentera, de Ángel Bustos; Ocibar, del empresario Antonio Zaforteza, y Varadero Port de Dénia, del Grupo de Empresas Matutes.

Tras fijar las boyas, se está tendiendo a lo largo del muelle un «pavimento de madera de pino de flandes tratado en autoclave fijado sobre ristreles», que servirá también como paseo. Esta solución «permite su posterior desmontaje, no alterando el estado de la infraestructura existente», añade la empresa. El pavimento se extiende «en un ancho de 3,5 metros a una distancia de 1,5 metros del candil, hasta el final del ancho de concesión, de cinco metros». Las conducción de agua potable, alumbrado y conexión a internet (mediante wi fi) discurre bajo este entarimado de madera.

La situación privilegiada de estos muelles, en el frontal marítimo ubicado bajo el Patrimonio de la Humanidad, recuperado tras la eliminación de las barreras tras el traslado del tráfico de mercancías a es Botafoc, ha tenido sus condicionantes, advierte la empresa: «El diseño de la iluminación debe pasar casi desapercibido. No debe provocar distorsión en el paisaje nocturno existente y por supuesto no puede añadir contaminación lumínica a la imagen particular del conjunto del casco histórico y la fortaleza» protegidos por la Unesco.

Por ello, «se proyectan unas luminarias de baja altura que iluminen únicamente el paso de los usuarios del puerto, sin deslumbrar». También se instalarán jardineras y macetas y tres puntos verdes para la recogida de residuos «derivados de la actividad» náutica. Los depósitos se ubicarán en cajas fabricadas con el mismo material del paseo.

En seguridad, además de los obligados extintores, habrá barreras absorbentes «para la intervención ante derrames accidentales de hidrocarburos por parte de una embarcación», indican la concesionaria. (http://www.diariodeibiza.es, 26 octubre 2013)

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