La hora de los datos (5 noviembre 2013)

Aunque no ha trascendido mucho, pues anda el país metido en otras cosas, la exención del impuesto de matriculación a los charter de más de 15 metros ha supuesto un riesgo importante para el Govern balear y para Gobierno de España, que no han podido hacer bandera de una medida contra la que es fácil lanzar críticas mordaces en estos tiempos tan complicados para todos.
De ahí, supongo, que la propia Conselleria de Economía se enterara de que el Congreso había dado luz verde a la exencion tras leer la noticia en el portal www.gacetanautica.es, el cual -cómo noles recomiendo visitar con frecuencia, mientras aguardan la publicación de este periódico, para estar al corriente de lo que ocurre en la náutica recreativa balear.
El sector, a través de la Asociación Española de Grandes Yates (AEGY) y la Asociación de Empresas Náuticas (ANEN), lleva tantos años pidiendo la supresión de este impuesto que ahora tiene la responsabilidad de demostrar que servirá para algo. Habrá que esperar como mínimo un año para sacar las primeras conclusiones.
León Von Ondarza, abogado maritimista y secretario de AEGY, está convencido de que el Estado ganará más dinero por la vía indirecta del IVA que con el impuesto de matriculación, que en 2009 no alcanzó los 4 millones de euros.
No será muy difícil rebasar esta pírrica barrera, pero supongo que el comprobar cuántos de los superyasector no se conformará con cual- tes que hasta ayer mismo evitaban quier cifra después de haber con- nuestras costas y que enarbolan vertido la exención del impuesto de bandera de conveniencia están dismatriculación en su principal caba- puestos a ser fiscalizados en Espallo de batalla. Ha llegado la hora de ña. Y, sobre todo, de establecer un sistema fiable que permita conocer con un mínimo de detalle el efecto económico expansivo de las grandes esloras, que es, al fin y al cabo, el argumento que justifica la supresión de un impuesto. Hay que dejar de hacer estimaciones y aproximaciones, y demostrar a la sociedad con datos que la presencia de estos barcos en nuestros puertos genera riqueza y trabajo en la industria náutica y en la oferta complementaria.
No estaría de más, en este sentido, que la Universidad de les Illes Balears (UIB) y las patronales implicadas colaboraran en la realización de un estudio serio y de referencia para determinar el verdadero impacto del charter náutico de superyates en Baleares.
Debo reconocer que no pensaba que el Gobierno atendiera esta demanda durante la presente legislatura. En más de una ocasión disuadí al sector náutico en esta carta de seguir por ese camino, convencida de que ningún político se atrevería a aprobar la exención de un impuesto de este tipo, por mucho que el resto de países europeos no existiera, mientras los ciudadanos de a pie son castigados un día sí y otro también con nuevas y variopintas tasas.
Cabe, pues, felicitar a AEGY, a ANEN y a la ANB por su persistencia en la reivindicación y su labor de lobby. Tal vez la mejor conclusión que se puede sacar de este «hito», y de la reforma en las titulaciones, es que el sector empieza a tener un peso político del que ha carecido históricamente en España. Ojalá no me equivoque esta vez al ser optimista. (La Gaceta Náutica, 1 noviembre 2013)
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